Al momento se desconoce de quién podría tratarse, pues tampoco se localizaron identificaciones.
Gran susto se llevaron los moradores de una vivienda de Guasave, luego de que durante los primeros minutos de este miércoles, el perro de una familia llevara a la casa un cráneo humano en el hocico; al dar aviso a la policía, estos buscaron en los alrededores y localizaron un cuerpo humano sin cabeza.
El hallazgo se registró en un solar baldío, ubicado en ampliación del fraccionamiento Santa María, entre la calle Heriberto Montoya y Heriberto Baldenebro, muy cerca de la primaria Nueva Creación y un jardín de niños.
Información proporcionada por las autoridades indica que una familia reportó a las líneas de emergencia 911, que escuchaban que el perro de una vivienda ladraba y posteriormente mordía algo mientras encontraba en el jardín frontal de una vivienda; los dueños del can al salir para revisar de qué se trataba, se llevaron el susto de su vida, pues para su sorpresa se trató de un cráneo humano.
El hecho movilizó a los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Guasave, quienes al confirmar que se trataba de restos humanos, solicitaron la presencia del personal de la Fiscalía del Estado.
Al sitio se movilizó personal de la Dirección General de Investigación Pericial y policías investigadores, quienes comenzaron a buscar a los alrededores de las viviendas, y poco después de inspeccionar la zona, malamente unos 40 metros de una de las casas, ubicaron una fosa excavada presuntamente por el perro, en donde al realizar trabajos descubrieron que estaba un cuerpo semienterrado en avanzado estado de descomposición, casi reducido a osamenta al cual le faltaba la cabeza.
La identidad de la víctima
Al momento se desconoce de quién pudiera tratarse, aunque trascendió que podría ser un hombre en situación de calle; sin embargo, se dijo también que el cuerpo estaba semienterrado y que tenía tiempo sin vida en ese mismo solar baldío.
Una vez que realizaron las diligencias correspondientes, los restos humanos fueron trasladados a una funeraria de guardia, en espera de que se le practiquen los exámenes de ADN para lograr la identidad, y así cruzar la información genética en busca de establecer a quien en corresponden los restos.