La actividad agrícola consume la mayoría del agua en Sinaloa, y se requiere una revisión exhaustiva para asegurar un uso sostenible del recurso.
Sinaloa, 14 de octubre de 2024 — En medio de una severa crisis de sequía, el sector agrícola de Sinaloa es responsable del 93% del consumo de agua en el estado, lo que ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad y la gestión de este recurso hídrico. Según Cristina Isabel Ibarra Armenta, presidenta del Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa, es esencial llevar a cabo una revisión exhaustiva sobre la utilización del agua, dado que los niveles actuales en las presas se sitúan en un 31.3%, similar a los registros del año anterior.
La economista explicó que, aunque los niveles de almacenamiento en las presas son ligeramente superiores a los del año pasado, la correcta administración del agua es crucial para evitar una mayor crisis. Ibarra Armenta subrayó la importancia de evaluar qué tipo de cultivos y superficies deben considerarse en la planificación agrícola, dado que los productores continúan optando por sembrar maíz, a pesar de los bajos niveles de agua disponibles.
En el ciclo agrícola Otoño-Invierno 2024-2025, se prevé sembrar 490 mil hectáreas en Sinaloa, con una proporción significativa destinada al cultivo de maíz, que abarcará 295 mil hectáreas. Sin embargo, la economista advirtió que esta planificación debe ser revisada cuidadosamente, ya que Sinaloa es el estado con mayor demanda de agua a nivel nacional, consumiendo el 11% del total del país.
El informe de CONAGUA resalta que el 93% del agua captada en Sinaloa se destina a la agricultura, mientras que solo un 1% se utiliza para el uso doméstico. La economista mencionó que si no se implementan medidas para mejorar la infraestructura y reducir el desperdicio, la sequía podría repetir el impacto negativo del año anterior, afectando significativamente la economía local.
Asimismo, Ibarra Armenta enfatizó que la gestión del agua debe enfocarse en inversiones en infraestructura y un uso más racional del recurso, evitando la limitación del acceso al agua sin una mejora en la administración. En los últimos años, Sinaloa ha enfrentado sequías severas que han impactado las actividades productivas y el abastecimiento de agua para el consumo humano.
El impacto principal de esta crisis se traduce en una reducción de la superficie cultivada. En el ciclo agrícola 2023-2024, de las 800 mil hectáreas de riego en Sinaloa, solo se cultivaron 500 mil, marcando una reducción de más del 35%. Esta tendencia se prevé que continúe para el ciclo agrícola que se avecina.
Con un enfoque en la mejora de la administración y la inversión en infraestructura, Sinaloa podría aspirar a una seguridad hídrica que garantice un uso eficiente y sostenible del agua, crucial para el desarrollo económico y el bienestar de su población.